viernes, 7 de diciembre de 2007

Hablemos de fútbol!


No os asustéis!! No voy a hablaros de la liga, ni de ningún jugador. Os hablaré de la primera vez que fui al Bernabeu. Fué con mi abuelo.
Recuerdo los nervios durante toda la semana. Yo era un niño y aquello me imponía. Mi abuelo era un gran aficionado al fútbol. Un hombre elegante, siempre con traje y gafas de sol oscuras. Siempre de corbata con un periódico, amable y educado. Un tipo con clase, capaz de piropear a una dama, pero sin que se sintiese ofendida o ruborizada. A él le gustaban los grandes duelos de la época, aquellas noches mágicas de remontadas épicas y , sin duda, memorables. Recuerdo mi primera ascensión al palco donde mi abuelo siempre conseguía entradas, cerca del palco de honor.
Recuerdo que me llevó protegido entre su gabardina, arropado por sus brazos. No me soltó hasta que, por una de las entradas, después de subir un número interminable de escaleras en la penumbra propia de las galerías del estadio , se empezó a ver la luz que desprendían los focos.
Yo miraba la puerta que daba acceso a la tribuna, mientras caminaba entre temeroso y abrumado por lo que iba a suceder.
Los cánticos empezaron a tomar fuerza según avanzaba hacia la grada mi corazón latía cada vez más fuerte.
Nunca olvidaré la sensación que me produjo ver el estadio lleno, mirar al gallinero repleto de gente que imitaban los cánticos procedentes de fondo sur, la mejor coral que he oido.
Las banderas al viento, el color verde intenso del cesped...
Sin darme cuenta llegamos al descanso y recuerdo que estábamos eliminados por aquel entonces... La segunda parte fue gloriosa, recuerdo que metieron 3 goles y que yo chillaba y brincaba como un loco coreando cada una de las acciones de aquellos que eran, por entonces, mis ídolos.
Pero la imagen que más añoro, era ver la cara de mi abuelo, mirándome, estudiándome... El iba al fútbol porque era su gran pasión, pero a mi me llevaba porque yo era su devoción...
Fuimos a otras grandes citas, siempre que el Madrid jugaba con un grande él me llevaba. No puedo recordar cuál fué aquel partido, ni el resultado final, es una lástima que no te lo pueda preguntar a ti abuelo, sé que te acordarías. Algún día te veré y te lo podré preguntar!